2 de noviembre de 2011

Experiencia y Explicación

Hace algún tiempo estuve trabajando en la ciudad de Calama para una empresa de retail - ligada a la industria de la construcción - para la cuál realicé talleres de trabajo en equipo y de servicio al cliente. Hasta aquí, nada extraño si no fuera porque 5 años antes, me había prometido a mí mismo, que no volvería a esa ciudad. 



Y como tantas veces me ha ocurrido, las sincronías de la vida - laboral en este caso - me impidieron cumplir con esa promesa o más bien prejuicio auto impuesto que tenía.

En la mañana, al día siguiente de mi llegada y sin tener claridad respecto de la distancia entre el hotel en que me hospedaba y el lugar donde realizaría las actividades, me subí a un taxi a la salida del hotel y al término del recorrido de unas 10 cuadras, al pagar me pareció caro el valor de la carrera. Sin embargo, para mi sorpresa, al final de ese día me resultaría mucho más costoso aún, cuando al solicitar un taxi para regresar al hotel, la recepcionista del lugar me pregunta en cuál hotel estaba quedándome, y descubro que la distancia era exactamente una cuadra y media. Decidí  quedarme con una mirada positiva, y me dije: esta payasada nunca te la habían hecho, ha sido tu oportunidad para que te puedas sentir como siente el turista en tu país.

Experiencia y Explicación

El asunto es que nos olvidamos que en general los eventos o experiencias que tenemos son 'neutras', es decir, que por sí mismas no tienen ninguna carga ni connotación positiva o negativa, somos cada uno de nosotros quienes les damos una u otra valoración, de acuerdo al juicio que tenemos sobre lo que esa experiencia nos provoca. Por lo tanto, es ahí donde nos confundimos y donde solemos transformar 'nuestro juicio de la experiencia' como la explicación que nos damos sobre el evento mismo.

En este caso, a mí me había pasado exactamente eso. La estadía anterior en Calama no había sido grata para mi, y por este mecanismo yo había sentenciado: “Ir a Calama era una lata". Y resulta que en esta oportunidad, no fue así - a pesar del taxista - muy por el contrario, fue una gran experiencia y lo pasé muy bien realizando mis actividades de formación a plena satisfacción mía y de quienes participaron en ellas esos dos días.
Resulta curioso cómo los seres humanos establecemos juicios respecto de lo que nos pasa, sobre las experiencias que tenemos, sin detenernos a pensar que en realidad, lo estamos haciendo respecto de cómo nosotros nos sentimos o reaccionamos frente a lo que nos pasa. Y esto nos sucede en diferentes ámbitos de nuestras actividades, por ejemplo, cuando declaramos que actividades como ‘ir al supermercado’, ‘ir al estadio’, ‘ir a la playa’ o incluso "ir al trabajo"son una lata; sobre todo porque lo decimos como si fuera una verdad absoluta, algo obvio. Sin embargo, perdemos la consciencia de que puede ser obvio para nosotros, no para los demás, ya que es solo es nuestra personal opinión, basada en nuestra particular forma de ver el mundo. De hecho, a muchísimas personas, les pueden encantar esas actividades.

En adelante, tendré presente que no confundir la experiencia, lo que sucedió, con lo que a mi me pasó al vivir esa experiencia, nuestras explicación no son la evento.

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